Sabía que cuando tu teléfono sonó, no era quien dijiste que era, pero por alguna razón lo negué.
Sabía que cuando te interrogaba, no me decías toda la verdad – pero seguí intentando creerte.
Y supe que cuando me alejé, sería el renacimiento de mi autoestima y un viaje para encontrarme a mí misma.
¿No es extraño que cuando estamos en el meollo de las cosas nunca podemos ver claramente la situación en la que estamos? Se podría pensar que en algún lugar de la evolución de los seres humanos, una pequeña área dentro de nuestro cerebro se hubiera desarrollado, que sería esa área que nos permitiera el identificar de una mejor manera cuando estamos siendo engañados. Tal vez lo hemos hecho mejor a lo largo de las décadas, pero todavía parece ser que nuestras mentes tienden a engañarnos para que nosotros pensemos que todo está bien, incluso cuando las señales de desastre son inminentes.
Podría ser que nuestra tenacidad y nuestro impulso para desarrollarnos interiormente nos hace ignorar las señales de alarma. O tal véz es nuestra naturaleza innata de “suerte de ser feliz” la que nos impide comprender plenamente el sentido de las cosas para proteger nuestra cordura. De cualquier manera, lo inevitable es que dudamos de la verdadera naturaleza de la circunstancia en la que estamos, es decir, hasta que lleguemos a nuestro punto de quiebre.
No soy médico o psiquiatra, pero tengo suficiente experiencia de vida en este tema para poder escribir una novela entera.
Ahora que he pasado por el calvario de lo que fué esa relación, puedo ver lo que fué esa situación con una nueva perspectiva y ver las señales de advertencia. Incluso esa extrema sensación emocional que mi intuición le estaba dando a mi cuerpo. Ahora,lo veo todo tan claro, pero lo trágico es que en ese momento estaba completamente ciega a lo que estaba ocurriendo.
Creo que hoy en día como mujeres jóvenes. Nos encontramos creciendo en este mundo actual, además que nos estamos enfrentado a dos puntos de vista los cuales son enteramente opuestos. Una es la ruta tradicional – ir a la escuela y obtener una buena educación, encontrar un hombre decente, establecerse y empezar a tener bebés. Ese plan no suena tan mal, tal vez un poco soso si estoy siendo completamente honesta, pero si estás con alguien que amas y si desean ese camino, podría ser un camino bastante cómodo y en muchas sentidos puede llegar a ser gratificante.
Al otro lado del espectro, se nos ha demostrado la conducta de muchas mujeres que han dejado rastro por haber abierto su propio camino hacia el éxito, sea cual fuere. Son mujeres que tienen puestos altos dentro de la empresa en la que trabajan, al igual que tienen la fuerza para darle voz a sus opiniones y se han negado a sentir las presiones que la sociedad han puesto en nosotros como mujeres y han decidido el tomar sus propias decisiones y viajar solas por el mundo, tal vez adoptar a un niño de otro país y criarlo por su cuenta, o tal véz iniciar su propia empresa- no hay límites para lo que la mujer de hoy puede llegar a hacer. Es un hecho sumamente estimulante al igual que confuso.
Recuerdo cuando estaba en una relación. Yo estaba viendo a esta relación a través de los ojos de las malas experiencias que había vivido en el pasado por lo tanto, esta relación estaba completamente basada en desconfianza y arraigada en miedo y vergüenza. Claro, no empezó así, pero cuando las cosas empezaron a empeorar, cuestioné lo que debía hacer. Mis pensamientos estaban por todos lados. Debo quedarme con un hombre con el que he estado por mucho tiempo, después de todo, todos mis amigos se van a casar y la presión de casarse y procrear está aumentando. O voy a dejar ir todo el asunto, porque en el fondo sé que no soy feliz y que esta relación no es saludable.
Si bien puede parecer una opción obvia, déjeme decirles que es mucho más difícil cuando tú eres la que está tratando de tomar una decisión.
La presión de seguir y hacer lo que el orden social te dice que hagas es difícil. Pensé que era inmune a los matices sutiles y a las presiones sociales que me rodeaban, pero no era así. Yo era tan susceptible como otras mujeres-pero también era igual de fuerte.
Después de haber tenido suficiente de las mentiras y el engaño, y de haber tomado la difícil decisión de alejarme. Créeanme, fué difícil. Había días que me sentía sola. Días que deseé el tener la comodidad de tener ha alguien que me abrazara -pero me niego a pagar el precio de permitirme el estar con alguien que no me trate de la manera que merezco ser tratada. Yo merezco ser esa mujer a la que esos brazos le pertenecen. Y tú tampoco deberías permitirlo.
El precio que se paga por ser maltratada es mucho mayor que la pequeña cantidad de dolor que se siente al momento de alejarse. Estoy agradecida de que ahora puedo ver con una nueva perspectiva lo que fué la experiencia de esa mala relación y el sentirme contenta y apreciar mis decisiones. Cuando te enfrentas con una decision difícil, recuerda esto: ¿Si llegarás a tener una hija,estaría ella orgullosa de tu decisión?